La madrugada del jueves 8 de diciembre una gran tormenta eléctrica que descargó bastante agua, sorprendió a los habitantes de Valle Fértil. Los cortes de luz, infaltables ante cualquier inclemencia climática, no se hicieron esperar. Y según trascendidos, ya que no se ha oído voz oficial alguna, unas plaquetas de los cajeros se habrían quemado dejando sin servicio a toda una población que dista 250 kilómetros del banco más cercano. 

El problema no fue solo para los moradores del departamento. Siendo éste el último fin de semana XL del año que se presentó en fecha de cobro, los turistas que decidieron pasar estos días en el Valle huyeron despavoridos al poco llegar al no contar con el efectivo necesario y, a la postre, son muchos los comercios y hoteles que no tienen servicio de posnet. Es decir que aquí, el efectivo contante y sonante es el que manda.

La falta de información respecto al estado de los cajeros y a cuándo estaría solucionado el problema, así como la falta de comunicación por parte de las autoridades municipales, conforman un caldo de cultivo que va en desmedro del crecimiento que tanto anhelan quienes apuestan a vivir, invertir y desarrollarse en el departamento. Ni un cartel escrito a mano, ni un comunicado a través de las redes sociales. Nada. Silencio oficial. 

Es gratificante ver que se luche por lograr un crecimiento turístico en el departamento cuya mayor industria es precisamente esa, el turismo. Pero resulta incomprensible que mientras miren el árbol pierdan el bosque de vista. El desarrollo turístico llegará de la mano de precios equilibrados, alternativas turísticas y excelencia en servicios de comunicaciones, financieros y de salud. No depende solamente de una pulseada entre ambientalistas y fierreros, sino de la capacidad de gestión del gobierno municipal a pleno: tanto del Ejecutivo departamental, como del Legislativo y también de los representantes del pueblo vallisto en la Legislatura.