Faltaban ocho segundos para el final cuando el equipo liderado por el mariscal Patrick Mahomes consiguió un gol de campo, una patada triunfal de Harrison Butker para que "Los Jefes" de Kansas lograran por tercera vez en la historia quedarse con el evento más prestigioso del fútbol americano, que siguen por televisión unas 100 millones de personas solo en Estados Unidos.
Así, el Super Bowl LVII quedó en manos de la franquicia de Missouri, uno de los dos equipos destacados de la temporada regular de la NFL, junto con el otro finalista, Philadelphia Eagles. Fue todo muy parejo durante todo el partido, pero a ocho segundos del final llegó el gol de campo de Harrison Butker (antes había pegado un remate en un palo) que consagró a Kansas City Chiefs, que debieron superar -en el cierre del segundo cuarto- un problema grave.
Fue cuando su estrella Patrick Mahomes recibió un fuerte tackle en el tobillo derecho y salió del campo para ser atendido por los médicos.
Llegó entonces el entretiempo y show musical protagonizado por la cantante pop Rihanna, cuando el jugador fue atendido por sus colaboradores. Mahomes se recuperó y pudo regresar para la segunda parte de la final.
El equipo ganador se fue al descanso con 10 puntos menos que su rival, pero tras regresar al campo de juego pudo emparejar el marcador.
También aparecieron en la ofensiva el dominicano Isaiah Pacheco y Travis Kelce para dar vuelta el marcador. Jalen Hurts, figura de las "Águilas", empató en 35 y cuando todo parecía que habría tiempo extra (por segunda vez en la historia del Super Bowl), el tanto de Butker consagró a "Los Jefes".
La franquicia de Missouri se coronó por tercera vez en la historia del Super Bowl luego de las consagraciones de 1969 y 2019. Pero en sus vitrinas también exhiben los tres campeonatos de la AFL ganados en 1962, 1966 y 1969.
Télam