La competencia establece que los participantes deben diseñar y construir, con la guía de sus profesores, un automóvil eléctrico alimentado por baterías. El propósito es fomentar la investigación sobre sistemas de transporte alternativos no contaminantes, para diseñar, producir, testear y competir utilizando nuevas tecnología.
Entre las premisas deben además contemplar el cuidado del medioambiente, aprendizaje integrado y utilización del diseño y construcción, para la aplicación de principios científicos, conceptos matemáticos y de sistemas tecnológicos.
El equipo está integrado por los estudiantes Paula Arranz (piloto), Matías Tejada (piloto), Gonzalo Luna (piloto), Matías Romero (mecánico), Valentín Noguera (mecánico) y Santiago Putelli (jefe de equipo). Y los profesores que los acompañan en la competencia son Federico Suero, Mariana Melián y Cristian Rull.
La competencia consistía en cuatro carreras clasificatorias consistente en una vuelta de destreza, picada, dos vueltas con cambio de piloto y luego una vuelta en la que solo participaban las mujeres de cada equipo. La carrera principal duraba una hora y veinte minutos, terminando con carga en las baterías.
Los estudiantes clasificaron en el puesto 35 entre 95 competidores de escuelas técnicas de todo el país.