La administración de Donald Trump ha decidido prohibir el ingreso a Estados Unidos a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en lo que representa un gesto político clave para consolidar su alianza con Javier Milei. La decisión fue ejecutada por el secretario de Estado, Marco Rubio, quien hace tiempo exigía sanciones contra la exmandataria por sus condenas por corrupción y sus lazos con China, Irán y Venezuela.
Los fundamentos de la sanción
El Departamento de Estado argumentó que CFK y el exministro de Planificación, Julio De Vido, "abusaron de sus cargos al orquestar y beneficiarse de múltiples esquemas de soborno relacionados con contratos de obras públicas, lo que resultó en millones de dólares robados al gobierno argentino".
Además, se incluyó en la medida a sus hijos, Máximo y Florencia Kirchner, y a la esposa de De Vido, Alessandra Minnicelli, bajo el artículo 7031(c) de la Ley de Asignaciones del Departamento de Estado, que permite sancionar a funcionarios extranjeros y sus familiares directos implicados en corrupción significativa o violaciones a los derechos humanos.
Posibles implicaciones financieras
Más allá de la prohibición de entrada, la sanción podría afectar cuentas bancarias, bienes y actividades comerciales de los involucrados en territorio estadounidense.
Un trasfondo político en clave Milei-Trump
La medida no solo responde a cuestiones judiciales, sino que también tiene un fuerte componente político y estratégico. Trump y Rubio ven a CFK como una figura opuesta a sus intereses, tanto por sus antecedentes de corrupción como por su histórica relación con Irán, Cuba y Venezuela.
Además, la sanción llega en un contexto donde Cristina Kirchner y sus aliados han sido fuertes opositores del gobierno de Milei, impulsando bloqueos parlamentarios a sus reformas económicas y al acuerdo con el FMI.
Un mensaje a la política argentina
Con esta decisión, la administración republicana ratifica su respaldo a Milei y refuerza su visión de una Argentina alineada con Washington, en contraposición a los gobiernos kirchneristas y su histórica orientación hacia otros bloques geopolíticos.
La prohibición es inapelable y representa un hecho inédito en la historia argentina, marcando un nuevo capítulo en la relación entre la Casa Rosada y la Casa Blanca.