Según medios internacionales, los cuerpos fueron hallados por residentes que salieron a buscar a sus familiares desaparecidos y trasladados a la plaza Saõ Lucas, donde se concentró la indignación popular. “¡Asesinos, asesinos!”, gritaban los pobladores mientras definían la intervención como “una masacre”.
La operación, que tuvo lugar el martes, involucró a 2.500 policías y estaba dirigida contra el Comando Vermelho, una de las principales organizaciones criminales de Brasil dedicada al tráfico de drogas y armas. El despliegue fue respondido con intensos tiroteos y, según testigos, los criminales incluso lanzaron granadas desde drones sobre las fuerzas de seguridad.
Hasta el momento, se informó la detención de 81 personas, mientras que el balance de víctimas podría aumentar a medida que avancen los relevamientos forenses.
El diario El País de Madrid describió la operación como “el operativo policial más violento de Río en décadas”.
El Comando Vermelho, nacido en una prisión carioca en 1979, se expandió a distintos estados brasileños en los últimos años. Solo es superado en poder e influencia por el Primer Comando de la Capital (PCC), con base en São Paulo, su principal rival dentro del crimen organizado.
El operativo se realizó pocos días antes de que Río de Janeiro sea sede de eventos internacionales vinculados a la cumbre climática COP30, entre ellos el Premio Earthshot del Príncipe Guillermo de Inglaterra y la Cumbre Mundial C40 de alcaldes, lo que reavivó el debate sobre las intervenciones policiales masivas previas a encuentros globales. En ocasiones anteriores, operativos similares precedieron a los Juegos Olímpicos de 2016 y al G20 de 2024.
Grieta política en Brasil
El ministro de Justicia y Seguridad Pública, Ricardo Lewandowski, sostuvo que el estado de Río de Janeiro debería solicitar una intervención federal si no logra controlar la situación con su propia fuerza policial.
“Si el gobernador siente que no tiene condiciones, debe tirar la toalla y pedir la Garantía de Ley y Orden o una intervención federal. Si no logra enfrentar el delito, será tragado por el crimen organizado”, advirtió el funcionario.
Lewandowski cuestionó el “uso de la fuerza bruta” en la operación y envió condolencias a las familias de los cuatro policías muertos y de los civiles inocentes que perdieron la vida. Además, defendió una estrategia basada en inteligencia y coordinación institucional, recordando la reciente Operación Carbono Oculto en São Paulo, donde “nadie murió y la organización criminal fue desarticulada”.
“Así se combate el crimen organizado”, concluyó el ministro, en alusión a la necesidad de replantear el enfoque de seguridad en Río de Janeiro.























