Estados Unidos bombardeó una base aérea en Siria en respuesta a un supuesto ataque químico atribuido al "dictador Bashar al Asad" y el presidente Trump instó a las "naciones civilizadas" a detener la masacre.
Los principales aliados de Asad, Moscú y Teherán, condenaron con vehemencia esta primera operación militar de Estados Unidos contra el régimen sirio. Rusia pidió una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU.
En mitad de la noche, buques estadounidenses en el Mediterráneo lanzaron 59 misiles de crucero "Tomahawk" contra la base aérea de Al Shayrat, situada en el centro de Siria, según el Pentágono.
Esta "flagrante agresión" causó "seis muertos, heridos e importantes daños materiales", indicó el ejército sirio, sin precisar si las víctimas eran militares o civiles.
Según el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman, el aeropuerto "fue casi totalmente destruido: los aviones, la pista, el depósito de fuel y el edificio de la defensa aérea han sido pulverizados".
En un solemne discurso en la televisión desde su residencia en Florida, Donald Trump explicó que estos ataques estaban "asociados al programa" de armas químicas de Damasco y "directamente relacionados" a los "horribles" acontecimientos del martes.
Ese día, un bombardeo atribuido al ejército sirio contra la localidad de Jan Sheijun (noroeste) dejó al menos 86 muertos, incluidos 27 niños, y provocó la indignación internacional. Las imágenes de las víctimas agonizantes conmocionaron al mundo.
Los servicios secretos estadounidenses establecieron que los aviones que realizaron este ataque salieron de la base Al Shayrat, conocida como un lugar de almacenamiento de armas químicas antes de 2013, según el Pentágono.
Fuente:NA