Oscar Riveros, vecino del lugar, relató que “las aguas servidas pasaban a dos metros de nuestra casa, el olor inmundo y penetrante no nos dejaba dormir ni permanecer en la vivienda”. Según indicó, la situación generó no solo problemas de habitabilidad, sino también una proliferación de mosquitos que preocupa a toda la comunidad.

Ante la gravedad del caso, Riveros aseguró que acudió a la Municipalidad para pedir auxilio. En respuesta, el municipio envió maquinaria para desviar el caudal de aguas servidas, aunque la medida no habría resuelto de fondo el problema. “El agua sigue fluyendo por la zona y la contaminación continúa”, señalaron los vecinos.

Consultado sobre la intervención de OSSE, organismo encargado del manejo de aguas servidas, Riveros manifestó que la contaminación persiste y que no se brindaron soluciones definitivas.

Mientras tanto, la comunidad sigue reclamando una respuesta integral para frenar la contaminación, evitar riesgos sanitarios y recuperar la tranquilidad en el lugar.